En nuestro artículo anterior definimos la gestión del conocimiento, siendo ésta una práctica que puede ser incorporada a la organización y ponerla en práctica, mejorando nuestra eficiencia y usándola como ventaja frente a la competencia, encontrando una forma de atender mejor a nuestros clientes, proveedores etc.
La aplicación de la gestión del conocimiento en la empresa puede garantizar la sostenibilidad en el tiempo de un negocio y para poder disfrutar de sus ventajas es necesario asumir que éste no es exclusivo de cada empleado o equipo que lo desarrolló, sino que se debe compartir e incorporar al patrimonio de la empresa. De esta forma, todos los empleados de la empresa pueden utilizar los conocimientos de la organización como un todo, creando más eficiencia y productividad.

Entre otras razones, una buena gestión del conocimiento tiene una gran importancia ya que facilita:
- El acceso a la información interna y externa de la organización
- La innovación empresarial
- La creación de rutinas organizativas más eficaces
- La coordinación entre distintos niveles organizativos
- La rápida incorporación y asimilación de las nuevas capacidades de la empresa
- El trabajo en equipo
- La estandarización de los procesos
Para lograr estos objetivos, es necesario seguir unos pasos que nos ayuden a su implantación, como son:
- Realizar una evaluación inicial de la organización
- Establecer una estrategia de implantación, es decir, definir el plan de acción a llevar a cabo para su implantación
- Definir las herramientas necesarias para ello
- Evaluar resultados.
- Generalizar resultados.
- Generalizar las mejores prácticas

Algunas de las herramientas que se pueden utilizar son:
- Talleres de intercambio de información
- Reuniones de revisión, en las que se analiza y se valora lo sucedido en un proyecto y se sacan conclusiones sobre los éxitos y fracasos, buscando pautas para mejorar el futuro.
- Formaciones internas, con el fin de apoyar la transferencia del conocimiento y la mejora, basándose en la experiencia ya vivida.
- Mapas de conocimiento crítico, que son esquemas que estructuran el conocimiento crítico de una organización y sus distintas categorías enlazando a personas expertas y documentos.
- Programas de CRM y ERP, para mejorar la capacidad de los miembros de una organización de transferir ciertas informaciones fundamentales sobre la misma a otros trabajadores.
Por tanto, es necesario ser creativos y adaptar los recursos que poseemos a nuestras necesidades, ya que estas herramientas pueden ser utilizadas por cualquier tipo de organización, tomándolas de forma aislada o dentro de un completo proyecto de gestión del conocimiento.
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